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PRIMOS INSEPARABLES

Había una vez dos jóvenes Pablo y Héctor eran los mejores primos. Pasaban casi todo el tiempo juntos, estudiaban iguales, iban a la misma escuela y por supuesto jugaban en los Golden State Warriors el mejor equipo de baloncesto en aquel momento, e incluso hacían la mejor pareja para jugar dominó y el uno. En el momento que llegaban las vacaciones, Pablo y Héctor viajaban al pueblo junto a sus familias, visitan e iban a recordar sus costumbres, como eran primos nunca se separaban, hacían asados, preparaban sanduches y jugos para todos, creando un ambiente de unión hogareña.

Un día, Pablo escucha a sus padres mencionar que se mudarían debido a sus trabajos, simplemente agachó la cabeza, en medio de la desesperación  y aceptación de lo que había escuchado  sus lágrimas de forma silenciosa, corrían por sus mejillas. 
Llegó el día en el que se despiden y prometen escribirse, estar en contado por todos los medios posibles.
Poco a poco tanto Pablo como Héctor fueron rehaciendo sus vidas. Aunque a Pablo lo costaba más debido a su estadía en un lugar nuevo y desconocido, mientras que Héctor era menos pero extrañaba a su primo, debido a la distancia no podía asistir a ninguna reunión familiar.

De manera permanente ambos se escribían mensajes, llamaban, se enviaban correos, fotos, estaban en constante comunicación. Hasta que una mañana de repente Héctor dejó de contestar los mensajes a Pablo. 
-Vez, se los veía los mejores primos del mundo, más que hermanos y aparentemente se está olvidando de ti  -le decía Lucas uno de sus nuevos amigos. Después de 2 años de seguro ya no te necesita.
Pablo aunque estaba enojado le siguió escribiendo e intentaba comunicarse por todos los medios posibles, pero, pasaban los días y no sabía nada de su primo, comenzó a llamar a sus tíos y abuelos pero nadie le daba razón alguna. El enojo pasó a convertirse en preocupación.
-¿Le pudo haber pasado algo?- se pregunta  Pablo.

En ese mismo momento Pablo ora a Dios pidiendo protección y seguridad para Héctor. Cuando sus padres llegaron del trabajo les comentó su preocupación. –Ahora es el momento de hacerles una visita sorpresa- dijo la mamá. 
El viaje estaba programado para el fin de semana, Pablo le llevaba un obsequio, aquel era un gallo porque Héctor amaba los animales y sobre todo aquellos que eran aves domésticas. 
Al llegar, Héctor no estaba en casa pero los vecinos le dijeron que estaba en el hospital desde hace 2 meses.

Pablo no podía creer lo que estaba viendo, su amigo estaba postrado en la cama, después de sufrir una caída en el baño, se quebró su columna y su brazo. –No quería preocuparte- dijo Héctor. 
-Debes de recuperarte a tiempo porque te tengo una sorpresa- dijo Pablo.
Todos los días Pablo visitaba a Héctor, ambos recibían clases personalizadas. Después de una largo tiempo Héctor se recupera marchándose a su casa, donde le hicieron una fiesta de bienvenida y el obsequio jamás esperado. –Te he traído algo hermoso- dijo Pablo.
¡Oh! muchas gracias lo llamaré Pochi-Serafín- dijo Héctor. Pablo prometió quedarse con su primo cuidándolo y saliendo adelante juntos y le pidió disculpas por haber pensado mal de él. 

Primos inseparables.mp3
00:00 / 03:55

Fin

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Gabriela Zambrano Rumbea

Autor/a

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